solo son el circo, un arte de la magia, una magia hecha arte.
Son los días melancólicos de una tarde veraniega, donde el crepúsculo asoma la delgada línea de una luna que amenaza con hacer estallar el firmamento. Los boletos para acceder a un cachito de edén terrenal no son económicos pero hacen denotar que el espectáculo extranjero vale la pena. Colores chillantes, formas oblicuas, polvos saturados y encimados, el rojo sobre el blanco; en rostros de personas que no inventan sonrisas sino que las sienten y viven de trasmitirlas. El arte circense es más que un bussines, es más que la vil mercadotecnia… es la alimentación del alma del payaso que evoca magia, y es que si no existiera tal artefacto, la magia, como se concebiría a personas cuyo método de sustento es la sonrisa diletante de las personas que los visitan, y que pagan por ver la magia del circo. ¿Pero de verdad existe la magia? Es decir ¿el circo es mas arte que magia, o la magia es la explosión del circo?
Arte es la expresión del esfuerzo del tramoyista, magia es entender que ese tramoyista ame el peligro, arte es que el programa este situado bajo una manta en hipérbole, magia es encerrar un mundo en tan poco espacio; arte es el ir y venir de los perros amaestrados, magia es que ellos entiendan que son el alma de la fiesta y que por ser sumisos no son carne de alguna taqueria; arte es que la mujer lleve mas barbas que cabellos en el cráneo, magia es saber que es la realidad y que no hay truco; quizá la mujer sea mexicana desde el punto de vista de algún italiano perdido; arte es el perfecto y sonoro arrullar de los silbidos cuando una pelota cae del malabarismo, magia es recogerla y hacer el intento consiguiendo el éxito y arrebatando gritos de jubilo; arte es entender que la magia si existe.
La magia del circo es la expresión de las diferentes modalidades del arte; el guión que lleva el comediante es literatura, los saltos de las pulgas que nadie ve son la danza, los aplausos rítmicos definidos por un silbato repleto del aire más feliz son música, el niño que recoge una manzana de la chistera que antes estaba vacía y que después de un pase truculento ahora parece ser uno rojísimo fruto que advierte el pecado original, eso capta el momento de la inocencia y eso es precisamente la pintura; las bellas damiselas que recurren a los brillantes polvos para advertir que se extrañan a las helenas de la antigua Grecia son ellas quien evocan a la escultura humana; la polifonía que se encierra en una carpa llena de leyendas urbanas, de mitos realizables de lunes a viernes en un horario vespertino con apariciones tripartitas los sábados domingos y fiestas de guardar; de esas ciudades repletas en un mismo sitio, es la arquitectura del olimpo que todos soñábamos de niños.
Todo se reúne ahí, en el olimpo terrenal que va de gira por todo el planeta, no son extranjeros pero tampoco son oriundos, solo son el circo, un arte de la magia, una magia hecha arte.
Arte es la expresión del esfuerzo del tramoyista, magia es entender que ese tramoyista ame el peligro, arte es que el programa este situado bajo una manta en hipérbole, magia es encerrar un mundo en tan poco espacio; arte es el ir y venir de los perros amaestrados, magia es que ellos entiendan que son el alma de la fiesta y que por ser sumisos no son carne de alguna taqueria; arte es que la mujer lleve mas barbas que cabellos en el cráneo, magia es saber que es la realidad y que no hay truco; quizá la mujer sea mexicana desde el punto de vista de algún italiano perdido; arte es el perfecto y sonoro arrullar de los silbidos cuando una pelota cae del malabarismo, magia es recogerla y hacer el intento consiguiendo el éxito y arrebatando gritos de jubilo; arte es entender que la magia si existe.
La magia del circo es la expresión de las diferentes modalidades del arte; el guión que lleva el comediante es literatura, los saltos de las pulgas que nadie ve son la danza, los aplausos rítmicos definidos por un silbato repleto del aire más feliz son música, el niño que recoge una manzana de la chistera que antes estaba vacía y que después de un pase truculento ahora parece ser uno rojísimo fruto que advierte el pecado original, eso capta el momento de la inocencia y eso es precisamente la pintura; las bellas damiselas que recurren a los brillantes polvos para advertir que se extrañan a las helenas de la antigua Grecia son ellas quien evocan a la escultura humana; la polifonía que se encierra en una carpa llena de leyendas urbanas, de mitos realizables de lunes a viernes en un horario vespertino con apariciones tripartitas los sábados domingos y fiestas de guardar; de esas ciudades repletas en un mismo sitio, es la arquitectura del olimpo que todos soñábamos de niños.
Todo se reúne ahí, en el olimpo terrenal que va de gira por todo el planeta, no son extranjeros pero tampoco son oriundos, solo son el circo, un arte de la magia, una magia hecha arte.


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